En este caso, la demandante, representada por Wagners, presentó una demanda por negligencia médica contra los médicos residentes que intentaron sin éxito insertar un catéter en su vena yugular interna, perforando su arteria yugular.
Tras un brote de una enfermedad crónica, el demandante había sido ingresado en el Centro de Ciencias de la Salud QEII y tuvo que recibir nutrición parenteral total (un método de alimentación intravenosa que requiere el uso de una vía central). Los dos primeros intentos de los médicos de insertar una vía central en la vena subclavia del demandante no tuvieron éxito, por lo que se decidió insertar la vía por la vía yugular interna.
Los médicos demandados no lograron finalmente insertar la vía central, de modo que perforaron la arteria yugular de la demandante y le causaron un grave y debilitante derrame cerebral.
Wagners llevó el caso a juicio en nombre de la demandante y el juez de primera instancia determinó que ninguno de los dos médicos había advertido a la demandante de los riesgos de insertar una vía central en su vena yugular interna y que, por tanto, no habían obtenido su consentimiento informado. La demandante también demostró, mediante pruebas periciales, que su cabeza había sido girada significativamente durante la inserción, y que una de las demandadas golpeó una arteria vertebral dos veces durante su intento de inserción. La arteria perforada causó la apoplejía del demandante.
Lo más importante es que el demandante pudo demostrar que la colocación de la cabeza utilizada por los demandados no cumplía con la norma de atención, y que, si hubieran empleado una colocación de la cabeza adecuada durante el procedimiento, el accidente cerebrovascular no se habría producido. Por lo tanto, la demandante logró probar su caso de negligencia médica.
El texto completo de esta decisión está disponible en línea en