El demandante en este caso, representado por Wagners, sufría de hipotiroidismo congénito, una grave deficiencia de la hormona tiroidea en los recién nacidos, que puede tratarse fácilmente si se detecta a tiempo. En este caso, la demandante se sometió a una prueba rutinaria de recién nacidos, que reveló niveles anormales de TSH que requerían un seguimiento urgente, pero no se tomaron medidas para actuar sobre esa información o comunicar los resultados de la prueba a la familia.
Antes del juicio, los demandados que eran responsables de los sistemas de pruebas del hospital llegaron a un acuerdo con el demandante, y el juicio prosiguió contra un neonatólogo que estaba al tanto de los resultados anormales de las pruebas del demandante. Finalmente, ese juicio se celebró ante un jurado en Sidney (Nueva Escocia) durante varias semanas.
El juez de primera instancia que presidía el caso indicó al jurado que el demandante tenía que probar la negligencia contra los hospitales que ya habían llegado a un acuerdo en el caso, aunque no participaran en el juicio. Poco después, el jurado determinó que el demandante no había probado su caso, tal y como exigía el juez de primera instancia. En consecuencia, Wagners, en nombre del demandante, apeló.
El demandante tuvo éxito en el Tribunal de Apelación de Nueva Escocia, y se determinó que la jueza de primera instancia se había equivocado cuando dijo al jurado que el demandante tenía que probar su caso contra los demandados que habían llegado a un acuerdo. Como resultado de esta exitosa apelación, al demandante se le concedió un nuevo juicio, en el que se presentarán alegaciones de negligencia médica contra el único demandado restante.
El texto completo de esta decisión está disponible en línea en